
¿Quizás quieras dejar de contar calorías, empezar a escucharte sin tener que estarte quitando y limitando alimentos? Pero también te da miedo subir de peso.
Te entiendo. Si has dejado de hacer dieta y has vuelto a ganar peso, o tienes miedo de hacerlo, es normal que sientas esto. Pero algo que quiero recordarte, ganar peso después de hacer dieta no significa que necesites más fuerza de voluntad. Es fisiología pura y dura. Las investigaciones nos dicen que nuestros cuerpos no están diseñados para estar quitando y restringiendo alimentos. Si restringimos mucho, bajamos mucho peso, pero luego nos olvidamos de todo y volvemos a comer cómo antes, lo recuperaremos todo, incluso más.
¿Cuál es aquel peso al que debería llegar? Pues es tal cual el peso al que llego comiendo bien, de manera saludable, sin restricciones, con alimentos nutritivos (verduras, frutas, carnes, pescados, legumbres, cereales integrales…), y aquel peso que puedo mantener a largo plazo sin un constante sacrificio.
A la teoría detrás de esto se le llama “el peso saludable”. Es el peso que nuestros cuerpos están programados genéticamente para mantener, y esto puede variar a lo largo de nuestra vida. Y es que hay que recordar que nuestro peso NO está diseñado para permanecer igual, a pesar de que la cultura de dieta te diga que si aumentas de peso a lo largo de tu vida, “has fracasado”.
Ahora, lo malo de esto es que nuestro peso establecido puede ser cambiado a través de la dieta.
Vale, pero ¿esto es bueno?
Cuando repetidamente tratas de forzar a tu cuerpo a estar por debajo de lo que naturalmente quiere estar, puede eventualmente incrementar el rango del punto de referencia para protegerte de futuros estados de privación de alimentos (también conocido como dieta).
Por eso es que el peso puede seguir aumentando con todas y cada una de las dietas. Es tu cuerpo defendiendose. Es tu cuerpo tratando de mantenerte vivo, y si recuperas peso después de una dieta donde te limitabas a alimentos, contabas calorías, vivías midiendo todos los alimentos, hacías restricciones todos los días, es tu cuerpo protegiéndose.
Entonces, ¿es posible no hacer dieta y no ganar peso?
La respuesta no es sencilla. Porque el peso depende de un número de factores, incluyendo tu genética, historial de dietas, medicamentos, composición corporal, condiciones de salud, factores ambientales y sociales, gestión del estrés, tu relación con la comida, salud emocional, etc etc.
Alrededor del 70% de las diferencias individuales en el peso corporal están determinadas por la genética, y nuestros cuerpos tienen su propio termostato interno para mantenerte en este peso establecido.
Nuestro hipotálamo es el encargado de mandar las señales para mantener a nuestro cuerpo sano y feliz, y en lo que nota a algunas fluctuaciones en los depósitos de grasa, dependiendo de su termostato y sus rangos de equilibrio, el cuerpo responde indicando a los procesos corporales (como el apetito y la saciedad) que empiecen a disparar, es decir, más apetito, menos saciedad.
El detalle es que este rango de equilibrio establecido por tu cuerpo, puede que no entre en los estándares de belleza de hoy en día. Y por eso, nos vemos luchando una y otra vez.
Así que en respuesta a la pregunta “¿puedes dejar de hacer dieta sin aumentar de peso?”.
Depende de qué dietas hayas estado haciendo. Si has hecho una dieta muy estricta, con muy pocas kcal, quitando grupos de alimentos y bajando peso de manera muy rápida (con gran disminución de la masa muscular), seguro que vas a aumentar ese peso a la que vuelvas a comer como comías antes. Si lo que haces es cambiar tus hábitos y entender cómo debe ser tu alimentación, sin restricciones, pero nutriéndote con alimentos de calidad, manteniéndolo a largo plazo y para toda la vida, seguramente sí puedas mantener el peso al que has llegado sin aumentarlo otra vez.
¿Cómo averiguas cual es tu peso saludable?, cuando realmente tu logres:
Y, sobre todo, cuando hayas logrado crear un hábito de alimentación saludable para siempre.
Responder a las señales de hambre y saciedad. Y reconocerlas.
Moverte, ejercitarte, pero porque te gusta, porque sabes que ayuda a desestresarte.
No obsesionarte con tu peso o sobre qué comes y qué no todo el tiempo.
No tener un lenguaje con los alimentos, como “esto engorda, y esto no”.
Cuidar de ti mismo, y que de igual manera, te nutras con alimentos de calidad.
Cuidar de tu salud mental.